¿Es posible una cierta privacidad en el espacio público? A primera vista, parece una contradicción, pero quizás las cosas están yendo demasiado lejos.
La sensorización del espacio público es imparable: nuevos carteles publicitarios digitales, cámaras, detectores de presencia, biométricos, de contaminación, sensores bluetooth, espiras de tráfico, validadoras de tarjetas NFC, estaciones de medida de contaminación, y, por encima de todo, nuestro propio teléfono móvil, el caballo de Troya que todos llevamos en el bolsillo.
Pero si sensorizamos el espacio público, ¿cómo hacemos que se puedan rechazar las cookies? ¿Es posible que la gente pueda usar el espacio público en «modo incógnito»?
Son cuestiones en las que es necesario pensar. Para una profundizar en el asunto de la privacidad en el espacio público recomiendo para ello esta guía impulsada por la Coalición de Ciudades por los Derechos Digitales.
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