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«Street Commerce» de Andres Sevtsuk. Ciencias urbanas para revitalizar el comercio local

Como la gente que gestiona un negocio sabe muy bien, mantenerlo a flote conlleva una serie de ajustes permanentes. Por ello el ecosistema comercial es de naturaleza evolutiva, es decir, se halla en constante cambio. Los comercios nacen y, muchos de ellos, cierran a una temprana edad. Catástrofes como el Covid-19 se llevan por delante a los más vulnerables, sólo para que otros ocupen enseguida su lugar.

Street Commerce Andres Sevtsuk

El libro «Street Commerce» de Andres Sevtsuk no puede llegar en mejor momento. En una época marcada por tendencias tan contrapuestas como las compras on-line o la reconquista de preciadas porciones de espacio público para nuestros hosteleros castigados por el impacto económico del Covid-19, la tarea de salvar al comercio local ha subido posiciones en la agenda municipal de muchas ciudades.

Alguien me explicó una vez que, cuando falla el comercio local en una calle, detrás se viene abajo todo lo demás. Desde la vivienda hasta el espacio público. El comercio local es una de las redes de nuestras ciudades que toda política de acción pública debería priorizar. Ya lo dijo Jane Jacobs: en un barrio, la mejor seguridad es la que proporcionan los tenderos a pie de calle. Desgraciadamente, éstos cada vez son menos: ciudad tras ciudad, los datos corroboran una tendencia descendente que viene de largo.

Los nodos sociales y económicos de nuestras ciudades

En la introducción a «Street Commerce», Andres Sevtsuk dibuja dos aspectos del valor económico del pequeño comercio. Por un lado, comprar en un comercio de proximidad hace que por cada dólar de consumo se reinviertan otros 45 céntimos en la economía local, frente a sólo 13 céntimos cuando compramos en una franquicia.

Además, cuando vamos de compras cerca de nuestra casa tenemos más probabilidades de cultivar esas conexiones débiles, o «latentes», con nuestros vecinos, familiares, y amigos. Y ya se sabe que el valor de una ciudad, como fenomenal red social que es, depende de la cantidad, y especialmente, de la calidad de las conexiones entre sus habitantes. No hablamos de un «valor» utópico en abstracto. Al contrario, la Ley de Metcalfe, que gobierna el valor de las redes, establece claramente que se trata de un valor económico. (Si el lector quiere indagar más sobre este asunto, lo puede hacer aquí.)

No es de extrañar, por tanto, que la gestión de las políticas públicas de fomento del pequeño comercio dependa, en ciudades como Zaragoza, del Área de Economía. Ahora bien, conviene poner límites al efecto que la acción pública puede tener sobre el comercio en la ciudad. Según Sevtsuk, éste depende aproximadamente un 50% de factores de mercado y un 50% de las políticas públicas.

Localización, movilidad, interacciones y gobernanza

Son los 4 factores que conforman ese 50% de dependencias de la acción pública. La localización engloba aspectos como el espacio público, la distancia a otros locales, la calidad del espacio público, o la «clusterización» o configuración de zonas comerciales. La movilidad permite la accesibilidad de un local o conjunto de ellos. Las interacciones pueden conseguirse en el plano físico o en el digital, y de ellas dependen, en último término, las ventas. Y, finalmente, la gobernanza, que tiene más de arte que de ciencia, pero que en un sector como éste, atomizado por naturaleza, se revela como esencial.

Y aquí es donde comienza la ciencia. Sevtsuk argumenta de manera convincente cómo tanto el número como la distribución espacial de los comercios en la trama urbana siguen patrones de similar naturaleza en todas las ciudades del planeta. Las diferencias entre ciudades dependen, fundamentalmente de su densidad, y aquí es cuando el planeamiento urbanístico aparece con fuerza en la ecuación. Más de un 80% de población en ciudades densas como Nueva York o San Francisco tienen un comercio a menos de 15 minutos andando. En ciudades dispersas o mal planificadas, como Detroit, sólo un 4% de sus habitantes poseen ese derecho, que en ellas se convierte en auténtico privilegio.

Cuántos de nosotros necesita un comercio para sobrevivir

De ello se ocupa el segundo capítulo de «Street Commerce», en el que Andres Sevtsuk desgrana las teorías dominantes de modelización del funcionamiento de las calles comerciales. Como sabemos sin más que darnos una vuelta por el barrio, los bares y las peluquerías necesitan menos gente alrededor de las ferreterías o los taxidermistas. Sevtsuk recorre los principales parámetros que influyen en esta evidencia empírica y acaba demostrando las variables econométricas que hay detrás de que la peatonalización de nuestras calles acaban favoreciendo una mayor densidad comercial.

Pero la densidad comercial, como es bien sabido, no sólo depende de la peatonalización, sino de factores económicos, culturales y, especialmente, de la frecuencia de compra de cada producto. La necesidad de hacernos con el pan nuestro de cada día implica que haya más panaderías que, por ejemplo, tiendas de materiales y aparatos para el jardín.

Como la gente que gestiona un negocio sabe muy bien, mantenerlo a flote conlleva una serie de ajustes permanentes. Por ello el ecosistema comercial es de naturaleza evolutiva, es decir, se halla en constante cambio. Los comercios nacen y, muchos de ellos, cierran a una temprana edad. Catástrofes como el Covid-19 se llevan por delante a los más vulnerables, sólo para que otros ocupen enseguida su lugar.

La unión hace la fuerza

Dice un amigo mío que «lo mejor que le puede pasar a un bar es que le abran al lado otro bar». No es intuitivo, pero Sevstuk demuestra que es verdad. La agrupación espacial de comercios disminuye los costes de transporte, aumenta su atractivo en precios, y genera nuevas oportunidades para pequeños y nuevos comercios que pueden vivir de la capacidad de atracción de los establecimientos más conocidos.

Los centros comerciales del extrarradio, un modelo ya en declive en Estados Unidos tras su apogeo en la segunda mitad del siglo XX, son un ejemplo de las ventajas de la unión. Gobernados por un gestor único que también hace de «casero», las franquicias de un centro comercial prosperan al rebufo de la fuerza que les da la interlocución única con las autoridades.

Para equilibrar la balanza, en la ciudad consolidada se están creando agrupaciones de comercios que crean vínculos entre los comercios de distintos grados de intensidad. Desde meras asociaciones comerciales de barrio hasta los nuevos BIDs (del inglés Business Improvement Districts). Estos BIDs no sólo hablan ante las autoridades con una sola voz, sino que pueden incluso acometer inversiones de mejora de infraestructuras o correr con los gastos de animación del espacio público, todo ello con el objetivo de mejorar el atractivo de sus tiendas asociadas.

Tendencias de fondo

Covid-19 aparte, hay 3 tendencias de fondo que afectan al pequeño comercio. Por un lado, los centros de las ciudades vuelven a ser atractivos. La tasa de empleos dentro de las ciudades frente a los empleos del extrarradio está aumentando. Se está produciendo un fenómeno de retorno a la ciudad que, acompañado de cambios de fondo en la movilidad y en el modelo de familia, hacen pensar que el modelo de centros comerciales en el extrarradio acabe también por flaquear e Europa.

Más gente trabajando dentro de la ciudad, más familias monoparentales o sin hijos, y una creciente legión de personas mayores que demandan una mayor peatonalización, son factores de optimismo para un comercio cercano y amable.

Junto a las innegables buenas noticias, «Street Commerce» de Andres Sevtsuk termina analizando el impacto a largo plazo del comercio electrónico. Si bien es cierto, afirma, que las compras rutinarias pueden verse afectadas por la facilidad que da el comprar on-line, existen otro tipo de compras que están blindadas. Se trata de las compras «experienciales», ésas que incluyen el deleite de buscar, de compartir un rato agradable con un familiar o un amigo para acabar con una cena y una buena conversación.

Precisamente ese tipo de compras está alcanzando interesantes cuotas para el comercio local. Aquellos productos que la gente gusta de comparar en persona y que implican ese elemento único y esencial que son las relaciones humanas cotizan al alza en nuestras calles comerciales.

Recientemente, hemos podido entrevistar a Andres Sevtsuk para el podcast que presentamos sobre Smart Cities en Etopia. Puedes escucharlo aquí: 03. Panoramas. Presente y futuro del comercio local

Artículo publicado bajo una licencia Creative Commons. Algunos derechos reservados.

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Last modified: 10/12/2021
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